Todo
algún día acaba, hasta la mejor relación llega a su fin. Un día te enamoras y
todo es perfecto, nada en tu alrededor podrá destrozar el momento que estas
viviendo, todo a tu alrededor se para, la vida se para y solo estas tu y esa
persona que te conquisto con bonitas palabras o simplemente con una sonrisa,
una mirada.
Pero
también llega el día en que todo se desmorona, en el que todo en lo que creíste
desaparece y queda en el recuerdo. Llega el momento en el que todo parece ser
parte de una pesadilla que empezó siendo un perfecto sueño. El sueño de toda
niña que soñaba con sapos que se convertían en príncipes azules, sin saber que
ocurre justamente al contrario, el príncipe azul termina resultando ser un
sapo. Y quizás tengas suerte y no vuelvas a saber de la existencia de ese sapo
o quizás tenga que ver como el sapo se va con la rana que en el sueño de la
niña era la hermosa doncella que seguía a la princesa en sus aventuras. En este
momento, lo mejor es guardar los recuerdos en una caja de hojalata y no volver
a abrirla jamás, no hay que llorar, llorar es demostrar que te importan pero
los sapos no entienden de lagrimas. La vida te está diciendo algo, quizás que
la puerta que habías abierto era la equivocada o quizás que el camino es
pedregoso y esto no es más que una piedra en el camino. Sea como sea, lo mejor
es cerrar la puerta y saltar las piedras con cuidado de no tropezar.
Sin
embargo, es muy fácil decirlo, pero esa puerta, si la cerramos no lo hacemos de
inmediato, y cuanto más tardemos en hacerlo más nos costará hacerlo, es
proporcional. Es fácil guardar en una lata los buenos recuerdos pero los que te
hacen daño, lo que verdad te hacen sufrir quedan pegados, como si fueran mil
agujas clavadas. Pero se que algún día encontrare el valor para dar un tirón
seco y arrancarlos para siempre, aunque si lo piensas bien, puede que queden
hay para recordarnos aquella piedra en el camino y para que no volvamos a
tropezar. Lo que es seguro es que es una lección que debemos aprender.
Es
importante saber que la vida no termina aquí, es justo el momento de empezarla.
Como alguien me dijo una vez, la vida no es de color de rosa, seria muy
aburrido mirar por la ventana y verlo todo rosa, los coches, los arboles, las
casas… es justo el momento de darnos cuenta de quien somos y de lo que
queremos, no queremos sufrir pero es parte de la lección que nos da vida. Todos
queremos que la suerte nos sonría y si no lo hace hablamos de injusticias,
incluso de fracasos. Pero fracasos nunca, seguimos esforzándonos en lograr
nuestros objetivos, y ese debería ser nuestra mayor meta, esforzarnos por
conseguir lo que de verdad nos importa. Un fracaso seria esperar, esperar no
sirve de nada, es preferible levantarse las veces que haga falta pero que todo
sea fruto de nuestro esfuerzo y mostrarle al mundo de lo que somos capaces.
Dicho esto, ser felices.
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