Hoy
me han dicho que las chicas delicadas terminan quedándose solteras, que
buscan al hombre perfecto, alto, guapo, cachas, con dinero… Y lo he respondido
“eso no existe”. Eso solo existe en las
películas románticas. Pero ya lo dice, película, ficción. La vida real es todo
mucho más diferente, aun así hay personas que les gusta pensar que hay algún
príncipe azul por ahí suelto, príncipe puede, azul lo dudo.
No
es que quiera quitaros las ilusiones, pero creer en príncipes a estas alturas
me parece tonto. Y ojo! Al igual que no hay príncipes perfectos, chicos si ves
algún zapato por ahí tirado no busquéis a vuestra cenicienta, porque tampoco
existe. ¿Y el zapato? Seguramente sea de alguna choni que lo perdería en algún botellón.
Los
que estéis enamorados me diréis que si que existe el hombre/mujer perfecta y
que la tenéis a vuestro lado y todos esos rollos, pero cuando la gente se va
conociendo mejor se descubren los pequeños fallos.
Cuando
una persona esta enamorada, su media naranja es la mejor entre 800mil toneladas
de medias naranjas. Pero conforme más avanzando en su relación y van
conociéndose mejor descubres cosas que siempre han estado ahí pero nunca las
habías visto, tanto buenas como malas. Lo bonito del amor es que las malas, si
se quieren de verdad, parecerán una tontería. Y las buenas serán mucho mejor.
Pero
hay relaciones, en las que o porque no se querían lo suficiente, o porque se
acabó el amor, conforme avanzan en su relación lo malo se convierte en algo que
no puedes soportar y lo que un día te parecía bueno se vuelve peor que lo malo.
El amor nos cambia.
Enamoraros
pero sed vosotros mismos.
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