viernes, 10 de agosto de 2012

Ni principes ni princesas.


Hoy me han dicho que las chicas delicadas terminan quedándose solteras, que buscan al hombre perfecto, alto, guapo, cachas, con dinero… Y lo he respondido “eso no existe”.  Eso solo existe en las películas románticas. Pero ya lo dice, película, ficción. La vida real es todo mucho más diferente, aun así hay personas que les gusta pensar que hay algún príncipe azul por ahí suelto, príncipe puede, azul lo dudo.

No es que quiera quitaros las ilusiones, pero creer en príncipes a estas alturas me parece tonto. Y ojo! Al igual que no hay príncipes perfectos, chicos si ves algún zapato por ahí tirado no busquéis a vuestra cenicienta, porque tampoco existe. ¿Y el zapato? Seguramente sea de alguna choni que lo perdería en algún botellón.

Los que estéis enamorados me diréis que si que existe el hombre/mujer perfecta y que la tenéis a vuestro lado y todos esos rollos, pero cuando la gente se va conociendo mejor se descubren los pequeños fallos.

Cuando una persona esta enamorada, su media naranja es la mejor entre 800mil toneladas de medias naranjas. Pero conforme más avanzando en su relación y van conociéndose mejor descubres cosas que siempre han estado ahí pero nunca las habías visto, tanto buenas como malas. Lo bonito del amor es que las malas, si se quieren de verdad, parecerán una tontería. Y las buenas serán mucho mejor.

Pero hay relaciones, en las que o porque no se querían lo suficiente, o porque se acabó el amor, conforme avanzan en su relación lo malo se convierte en algo que no puedes soportar y lo que un día te parecía bueno se vuelve peor que lo malo. El amor nos cambia.

Enamoraros pero sed vosotros mismos.

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